Conoce a Doña María: Una Vida Transformada en Alafresca

Hay historias que vale la pena contar, y la de Doña María es una de ellas. Ella es una de nuestras queridas eternas jóvenes que decidió dar un giro a su vida y encontró en Alafresca un nuevo comienzo. ¿Quieres saber cómo transformó su día a día? Te invito a conocerla y a descubrir cómo el coliving cambió su perspectiva de lo que significa vivir plenamente.

El antes: Viviendo atrapada en cuatro paredes

Doña María siempre ha sido una persona activa. De esas que, aunque ya haya cumplido unos cuantos años (que no diremos cuántos, porque a una dama nunca se le pregunta), nunca ha dejado de hacer cosas. La conoces, ¿verdad? Quizás en tu vecindario hay alguien como ella: siempre sonriente y con ganas de compartir historias.

Pero, como sucede a muchos, su hogar se convirtió en una carga con el paso del tiempo. Subir y bajar escaleras era cada vez más difícil. Las tareas del hogar parecían multiplicarse y, para ser honestos, las paredes de su apartamento empezaban a sentirse más como una prisión que como un refugio.

Doña María lo tenía claro: quería seguir siendo independiente, pero sin el agobio de las tareas domésticas y, sobre todo, sin esa molesta sensación de aislamiento que la estaba invadiendo. Fue entonces cuando escuchó hablar de Alafresca.

El gran cambio: ¡Bienvenida al coliving!

¿Y qué es lo que la convenció? Doña María no lo dudó: "¡La comunidad!"— nos dijo. No se trataba solo de mudarse a un estudio más pequeño y cómodo; era la idea de formar parte de algo más grande, de una comunidad vibrante donde cada día es una oportunidad para conectar y aprender.

Así que, con un poco de nervios y mucha emoción, Doña María dio el salto. Se mudó a uno de nuestros estudios adaptados, y su vida cambió para bien.

El después: Redescubriendo la vida en comunidad

Desde su primer día en Alafresca, Doña María se sintió como en casa. Su nuevo espacio es luminoso, moderno y pensado para hacerle la vida más sencilla. ¡Adiós a las escaleras! Ahora tiene acceso directo a todo lo que necesita. Pero lo más importante es que encontró algo que en su antiguo apartamento le faltaba: compañía.

Aquí, Doña María se ha convertido en la “abuela” adoptiva de muchos. Le encanta compartir sus recetas en los talleres de cocina que organizamos semanalmente y no se pierde ninguna de las actividades comunitarias. Desde la noche de cine al aire libre hasta las caminatas matutinas por el barrio, su agenda está siempre llena de eventos que le devuelven la sonrisa y la vitalidad.

Y si alguna vez te has preguntado si el coliving puede generar nuevas amistades, ¡la respuesta es sí! Doña María ha hecho amigos con los que comparte charlas, risas y, claro, alguna que otra partida de cartas.

Más allá de las cuatro paredes

Lo que más le gusta a Doña María de su nueva vida en Alafresca es la sensación de libertad. “Antes sentía que mi casa era una jaula”, nos cuenta. “Ahora, en cambio, me levanto cada mañana con ganas de salir, de participar, de vivir”.

Para ella, el cambio ha sido como quitarse un peso de encima. Ya no tiene que preocuparse por arreglar el grifo que gotea o por la factura del gas. En Alafresca, todo eso está cubierto. Y por si fuera poco, decidimos ayudarla a gestionar su antigua propiedad, convirtiéndola en una fuente de ingresos extra que le permite disfrutar más de sus hobbies (¡y darse algún que otro capricho!).

¿Qué ha aprendido Doña María?

Si hay algo que Doña María ha aprendido en su tiempo en Alafresca es que nunca es tarde para cambiar, para reinventarse y para abrirse a nuevas formas de vivir. “La edad no es un impedimento para hacer nuevas amistades, aprender cosas nuevas y sentirse parte de una comunidad”, dice con orgullo.

Ahora, Doña María se siente más activa, más feliz y, sobre todo, más conectada. Y no, no es que antes estuviera sola (sus hijos y nietos la visitaban con frecuencia), pero había algo en la vida en comunidad que ella siempre había anhelado y que ahora finalmente ha encontrado.

¡Únete al cambio!

La historia de Doña María es solo una entre muchas. Alafresca es más que un lugar donde vivir; es una comunidad donde se crean vínculos y se redescubre la alegría de la convivencia.

Si tú también eres un eterno joven que busca darle un nuevo aire a su vida, ¿por qué no te animas a conocer lo que podemos ofrecerte? Aquí no se trata solo de tener un lugar donde vivir, sino de encontrar un espacio donde puedas ser tú mismo, rodeado de personas que comparten tus mismos deseos de disfrutar la vida al máximo.

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